El hombre se comporta como una computadora.

Mi Camino
2 min readFeb 6, 2018

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Desde mi punto de vista, la realidad de lo que somos, lo ocultamos en las apariencias de lo que creemos que somos y en ese comportamiento de dualidad, creamos nuestros propios sufrimientos, alejándonos así de nuestra propia identidad natural para convertirnos en máquinas de computación sofisticadas.

Nos hemos convertido en computadoras andantes, funcionando sólo por manipulaciones de personas o grupos a quienes les entregamos pacíficamente nuestras vidas. Nada nos pertenece. Todas las ideas, pensamientos y creencias son programas que fueron inducidos en nosotros y las aceptamos como verdaderas. Todo lo que creemos poseer son sólo fantasías construidas en las nubes que en cualquier momento se desmorona y todo lo que creemos tener, desaparece.

Todos nuestros conflictos, ideas, odios, celos, violencia, etc., son influencias externas que forman parte de nuestra experiencia humana, sin darnos cuenta de la superficialidad e ilusoria de las mismas, sin atrevernos a analizarlas profundamente lo que significan en nuestras vidas. Por lo tanto, vivimos de esa manera, teniendo miedo de enfrentarnos a nuestra propia realidad natural por temor a perder todos nuestras privilegios materiales y llegar a ser un don nadie.

Lo que llamamos nuestras vidas, prácticamente dependen de nuestra programación mental a los cuales nos aferramos con todas nuestras energías, convirtiéndonos en una computadora. La computadora por sí mismo, no se puede dar cuenta de lo que es, pero el hombre sí tiene la capacidad de hacerlo. Pero mientras el hombre no se dé cuenta que actúa como una computadora, nunca podrá salir de esa programación.

El conocerse a uno mismo es muy importante y vital para identificar esta dualidad en nuestras vidas, de manera que podamos descubrir que no somos lo creemos que somos. Nacimos como una unidad universal, pero que en el transcurso de nuestras vidas empezamos a dividirnos y en esa división, creamos confrontaciones estupidas, conduciéndonos a la destrucción de nuestra propia realidad existencial.

Mientras el hombre no despierte y tome control de su propia vida, seguira siendo una maquina bien adiestrada, capaz de realizar grandes cosas materiales, pero incapaz de conocer su verdadera identidad natural con la que fue creada y morira como tal.

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