Lo único real para nosotros, es la forma como estamos funcionando internamente, sin ninguna ayuda de un pensamiento.
La existencia es libertad y el pensamiento una prisión dorada donde se crean sufrimientos y violencias.
Es nuestra única realidad, y todo lo que se diga mediante el pensamiento es superficial. Aun cuando decimos realidad, es un pensamiento, lo cual utilizamos para definir lo que es.
Desgraciadamente es la única herramienta que tenemos para usar, aun cuando es un instrumento controversial y causante de muchas divisiones y sufrimientos.
Lo que es, no lo sabemos ciertamente, pero hacemos uso del conocimiento para poder entendernos y comunicarnos sanamente.
Lo que hay, ahí, es un proceso natural e inteligente en sí mismo que no sabe nada de lo que nosotros pensamos de ella.
La existencia, es más profundo que toda clase de pensamientos.
Es una actividad orgánica funcionando automáticamente sin ninguna interferencia de lo que pensamos.
Aceptar la existencia sin el pensamiento es vivir en paz y no necesitas ser muy inteligente ni estar lleno de conocimientos para llegar a ella.
El silencio es más que suficiente.
El estado natural del hombre no tiene relación alguna con los estados religiosos, de santidad, beatitud y místico ni con cualquier otro estado creados por las ideas, como la política y la psicología, la filosofía, etc.
Esos son estados superficiales del ser inducidos grandemente por el pensamiento y que son parte de la experiencia del hombre con lo cual pretende ser diferente a su estado natural real de su existencia.
El pensamiento, no determina lo que es, más bien lo distorsiona.
Es la causa de todas las miserias que ocurren en la humanidad, y nosotros muy tontamente pretendemos solucionar todos esos problemas con el mismo pensamiento que las creo.
Es como cortar una tela con una tijera y con esa misma tijera
pretender volver a coser lo que se ha cortado.
Aceptar la existencia cómo es, es aceptarse a uno mismo.
Ahí no hay división, sólo unidad.
