No existe tal cosa como lo desconocido. Lo conocido trata de hacer que lo desconocido sea diferente a lo conocido. Lo desconocido es lo conocido y no hay otra manera de conocer lo desconocido. Es un juego que jugamos.
En el estado natural de la existencia no podemos saber si estamos vivos o muertos. Solo lo podemos hacer mediante el instrumento del conocimiento y no existe otra manera de hacerlo.
El pensamiento ha dividido el nacimiento y la muerte en dos entidades diferentes. Ese mismo pensamiento ha creado el tiempo y el espacio. Ambos procesos naturales son simultáneos, es como la cara y sello de una misma moneda. No hay separación.
Si me preguntan, por ejemplo. ¿Estás vivo? Ciertamente puedo responder si lo estoy. Mi respuesta es una respuesta común, a todos nosotros por medio de lo cual sabemos acerca de la vida y su funcionamiento. De otra manera no lo podría explicar.
Todo lo que podemos argumentar acerca de la vida y la muerte es mediante el conocimiento almacenado en la memoria con lo cual experimentamos lo que llamamos la existencia. Más allá del límite del conocimiento aparece una creencia.
Todo conocimiento es la recopilación de información que viene del exterior. Nada se origina interiormente en el cerebro. El es solo el receptor y no el creador de las informaciones externas originadas por la sociedad. Tal como la antena es para el televisor.
Todo lo que sabemos o queremos conocer se encuentra encerrado en el marco del conocimiento. Sin ello es imposible saber quienes somos y como vivimos.
Es muy difícil para nosotros, aceptar este hecho porque estamos acostumbrados a vivir en dualidades, sin darnos cuenta que el estado natural de la existencia es una unidad.
Les damos suma importancia a todas las ideas y pensamientos para luego estructurarlos en conceptos y definiciones. Nos sentamos y discutimos sobre ellos eternamente, produciendo un marco tremendo de pensamientos a su alrededor y con ellos, tomamos decisiones para determinar lo que es la realidad.
Vivimos en batallas interminables entre lo que la sociedad nos ha impuesto a través del tiempo y lo que es el estado natural inherente de la existencia. La existencia es ignorante de todas los conocimientos que el hombre ha creado a su alrededor.
Como consecuencia nos alejamos cada vez más de ese estado natural que es la raíz de la existencia y así es como vivimos en un mundo de ilusiones.
