Para saber quien soy, es fundamental darme cuenta desde que punto de vista debo encarar a esa pregunta, dado que en mi experiencia humana, vivo entre dos realidades.
La realidad existencial que es la raíz intrínseca de la vida y la realidad psicológica de la mente que es la acumulación del conocimiento almacenadas desde el exterior.
Por lo tanto, si realmente quisiera saber quien soy, basado en la realidad existencial de la vida, entonces, el silencio es la respuesta, y en ese estado de quietud y silencio, la consciencia de mi identidad emerge.
Cuando la mente permanece quieta, y libre de toda acumulación, la puerta de la existencia a lo desconocido se abre, con la posibilidad de descubrir mi verdadera identidad.
Experimentar el momento presente en silencio es como empezar a nacer nuevamente, porque cada instante es algo nuevo para descubrir, ignorante de todo conocimiento.
El conocimiento, por otro lado, distorsiona la realidad natural de la existencia, ignorando la Identidad natural del ser humano, haciéndolo de esa manera, superficial.
“No soy eso lo que pienso que soy”
Sin embargo, si quisiera responder de quien soy, mediante la realidad psicológica de la mente, entonces tendría que utilizar los recuerdos acumulados en ella para responder adecuadamente a la pregunta.
Luego, podría decir que soy un hombre, una mujer, un ser humano, un doctor, un ingeniero, un mecánico, un maestro, un abogado, un maestro, Juan, Pedro, Maria, Argentino, Chileno, un demócrata, un Católico, un gurú, etc.
Sin saber que esas son etiquetas utilizadas por la sociedad para identificarme quien soy y así distinguirme de los demás. Como consecuencia de ello, el comienzo de la división entre seres humanos.
Me pregunto. ¿Soy acaso la etiqueta?
Cualquier etiqueta que se quisiera utilizar, no importando cuan hermosa esa etiqueta sea, es una violación a la realidad natural de la existencia.
La vida no es un concepto, no es una filosofía. Es una experiencia presente de energía neutral, sin presumir ser algo o alguien, sucediendo en este momento preciso, libre de ideas y pensamientos.
Por lo tanto, para descubrir mi verdadera identidad de quien soy yo. No desde la acumulación del conocimiento, sino desde la ignorancia de no saber nada, conscientemente percibir quien soy.