No podemos medir la salud mental de una sociedad enferma cuando todos estamos adaptados profundamente a ella.
Todos deseamos ser famosos y tener poder, y en esa presunción vivimos esclavos de nuestras propias presunciones mentales.
Entonces, dejamos de ser libres.
Cuando se pierde la relación íntima y profunda con la naturaleza, las ideas y las emociones emergen libremente, causando división constante entre seres humanos en vez de unidad.
Vivimos en una sociedad llena de conflictos y violencias infligidas por las ideologías, ya sean políticos o religiosos.
Ninguna ideología, creada a través de los años han sido las soluciones de todos los problemas que la humanidad confronta diariamente.
Lo aceptes o no, es un hecho.
Me pregunto: ¿Qué podemos hacer para liberarnos de esos deseos, y entender la realidad del problema que a todos nos afligen?
La confirmación de un deseo de poder nos hace corroborar que tenemos miedo de enfrentar lo que es sin saber lo que es.
Cuando una mente acepta una creencia sin experimentar lo que es, esa mente decae y deja de ser libre, cayendo en las garras de una esclavitud dominante.
Si nos damos cuenta y aceptamos lo que es, sin tratar de cambiarlo, entonces, una transformación profunda sucederá en nosotros.
Encontrando así el camino de nuestra propia raíz natural.
Te pregunto: ¿Llegaremos algún día a construir una sociedad sana y libre o estamos inconscientemente destinados a vivir en división y violencia?
